Nicolás Zaffora fue criado por uno de sus abuelos. Uno sastre y el otro talabartero. A los 18 años entró a un monasterio, en donde estuvo diez años, allí perfeccionó su técnica trabajando con sotanas. En medio de una crisis vocacional, un amigo le hizo una pregunta clave "y ¿qué haces bien?" y así armó su negocio de sastrería. Hoy es uno de los mejores del mundo confeccionando trajes a medida.
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