Luego de considerar el Salmo 139:1-18 encontramos que hay dos posibles reacciones. Por un lado, tenemos a aquellos que a causa de su impiedad desechan a Dios y se ensoberbecen contra Él, haciéndose aborrecibles y a los cuales les espera el juicio divino. Y por el otro lado, tenemos al Salmista, quien una y otra vez expresa como su corazón queda asombrado y maravillado por el Dios omnisciente, omnipresente y omnipotente, se humilla y pide ser escudriñado por Él para crecer en Su temor y ser guiado en el camino eterno. Es mi anhelo que tú estés dentro de este último grupo.
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