En el judaísmo, una “berakhah”, que significa literalmente “bendición”, es una fórmula de agradecimiento o bendición, recitada en público o en privado, generalmente antes de ejecutar un mandamiento o empezar a comer, y en varias ocasiones a modo de alabanza. La función de una “berakhah” es reconocer a Dios como la fuente de toda bendición y, por ello, todo judío debe recitar cien “berakhah” todos los días, según dictó el sabio Rabi Meir. Una “berakhah” normalmente comienza con las palabras "Bendito seas, oh Señor, nuestro Dios…” Cuando un judío oye a otro recitar una “berakhah” responde con “amén”; sin embargo, uno no responde amén a su propia “berakhah”, aunque otras oraciones, como el “kadish”, incluyen "amén" en su texto.
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