El sueño se está terminando. Así ha cambiado Estados Unidos en los últimos años. Una decadencia absoluta. Asaltos, extorsiones, basura en las calles, comercios informales, una economía en crisis y precios de viviendas por las nubes.

Ciudades como San Francisco y Detroit están irreconocibles, llenas de vagabundos e ilegales. Ya ni siquiera es seguro dejar los autos en la calle o mandar a los chicos solos al colegio.

En New York las motos y las pandillas han tomado las calles. Mientras el alcalde parece más preocupado por defender a los extranjeros que a su población. Pero la migración ilegal es sólo la gota que derramó el vaso en un país que se ha venido cayendo a pedazos.

En Chicago, las sedes de KFC abandonan la ciudad debido al alza incontrolable de la delincuencia. Pero esto es lógico. Nadie quiere quedarse allí donde es posible que te asalten. La situación es tan grave que las compañías de seguros han comenzado a negar la cobertura a las empresas debido al saqueo desenfrenado.

En Baltimore, las tiendas están cerradas y los edificios de oficinas lucen completamente vacíos, con letreros de "se alquila".

En paralelo, ha surgido un ecosistema de comerciantes ilegales como barberos, vendedores de caramelos y comida ambulante, que nos recuerda los mercados en Sudamerica. Y más informalidad menos recaudación. Por tanto, el gobierno tiene que cobrarles más impuestos a la clase media, haciéndolos cada vez más pobres.

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