El Enquiridión o Manual de Epicteto, obra también de Flavio Arriano, es una colección de máximas y de enseñanzas morales expuestas en clara forma discursiva, orgánica y de lograda brevedad, generalmente conocida gracias a la hermosa versión que Giacomo Leopardi hizo en 1825. Partiendo de la libertad como bien supremo, Epicteto distingue entre las cosas que dependen de nosotros y, por ello, son libres (juicio, intelecto, inclinación, deseo, aversión) de aquellas otras que no dependen de nosotros (cuerpo, salud, fortuna, riqueza, honores) y por ello son esclavas. Solamente las primeras tienen un relieve moral, en cuanto son útiles para la dignidad y la perfección del alma; las segundas se dividen en preferibles (por ejemplo, la salud) y no deseables (por ejemplo, la enfermedad), pero como no poseen relieve moral se mantienen como extrañas a nuestro ser íntimo y, en consecuencia, no encierran importancia.
El sabio, que sabe distinguir las dos categorías, es integralmente libre: nada ni nadie pueden privarle de lo que es suyo: "Ni el propio Júpiter puede forzarme a desear lo que no quiero ni a creer en lo que no creo". La libertad comienza con el dominio de sus propios impulsos irracionales (instintos, vicios, pasiones) y se extiende al de las ambiciones, decepciones, hechos sociales y políticos, el miedo a las enfermedades y a la muerte. Porque el sabio, si no puede quedar inmune de muchos acaecimientos reputados como males, tiene facultad, al menos, para regular las reacciones de su propio espíritu frente a aquellos acontecimientos: "Suprime la idea y suprimirás también el hecho".
Epicteto
(Hierápolis, c. 50 - Nicópolis, c. 125) Filósofo estoico. En Roma fue esclavo de Epafrodito, liberto de Nerón, y siguió las lecciones del estoico Musonio Rufo; una vez emancipado, se dedicó a la filosofía, en especial a la moral. Con otros filósofos hubo de dejar Roma por decreto de Domiciano (94). A partir de su enseñanza oral, su discípulo Flavio Arriano de Nicomedia elaboró las Disertaciones de Epicteto, conjunto de lecciones del maestro, y el Enquiridión (traducido como Manual o Manual de vida), colección de máximas.
Epicteto nació el año 50 cerca de Hierápolis de Frigia, la ciudad de Cibeles, ruidosa de ritos orgiásticos y llena de vapores sagrados. No se sabe cuándo ni cómo fue llevado esclavo a Roma. También su nombre resulta incierto; posiblemente debe de ser un mero adjetivo ("apéndice"). Su señor Epafrodito, a quien algunos juzgan el famoso liberto de Nerón, le desfiguró con fría crueldad. Mientras el instrumento de tortura iba torciéndole la pierna, Epicteto se limitó a decir al verdugo: "¡Mira que la romperás!" Y cuando, finalmente, la pierna llegó a quebrarse, Epicteto añadió sencillamente: "¡Ya te lo dije!"
Esta narración proviene de Celso, cuyas páginas se hallan reproducidas por Orígenes (Contra Celsum, III, 368); y aun cuando el Léxico de Suidas no ofrece la misma explicación dramática del defecto de Epicteto, que atribuye al reuma, no hay otros motivos para rechazar algo aceptado por autores como Orígenes y los hermanos Cesario y Gregorio Nacianceno. Indudablemente, Epafrodito no debía de ser un amo generoso; para librarle de las acusaciones de crueldad resultan insuficientes el permiso que dio a Epicteto para que pudiera asistir a las lecciones de Musonio Rufo y, finalmente, la manumisión de su esclavo.
Epicteto citaba algunos rasgos de su antiguo dueño, que no proponía a la imitación de los discípulos; esto fue toda su venganza. El filósofo estoico Musonio Rufo ejerció en Epicteto una impresión indeleble y convirtió al esclavo en un "gran misionero del estoicismo" (Souilhé), entendido precisamente como forma de vida, y en un admirable maestro de los jóvenes. La mejor aristocracia romana, con los nombres más ilustres de la época neroniana, que vivió momentos de terror, profesó un estoicismo del que hasta cierto punto hizo una moda.
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