La matanza en la sala Crocus en Moscú de este viernes, que dejó más de 130 muertos en 20 minutos, recuerda a la toma de rehenes del teatro Dubrovka en octubre 2002. Medio centenar de milicianos chechenos, que exigían al Gobierno de Rusia la retirada de sus tropas de Chechenia, secuestraron a alrededor de 850 personas que se encontraban en el interior. El secuestro duró tres días, hasta que las fuerzas especiales rusas asaltaron el recinto y abatieron a los milicianos. En la operación, 130 rehenes murieron, en su mayoría, debido al gas anestésico que se utilizó para la liberación.
Tras el ataque, familiares de las víctimas demandaron a las autoridades de Moscú y pidieron responsabilidades por los daños físicos y morales que les causó el asalto. Por su parte, Putin intensificó las operaciones militares en Chechenia tras el asalto al teatro Dubrivka, el primer gran ataque que tuvo que enfrentar el mandatario durante sus dos décadas como presidente.
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