Fue una despedida cruel e inimaginable. El hombre más rápido de la historia de la humanidad cruzando la meta cojo, cabizbajo, con su séquito de velocistas detrás como un ejército derrotado. En realidad escenificaba eso: la derrota de un imperio, el de la velocidad jamaicana, que se va de vacío de los Mundiales de Londres en el sector que han dominado con puño de acero en todo el siglo. Ninguno de los títulos de 100, 200 y relevo 4x100 fueron a la isla del Caribe. El golpe es considerable.
TEXTO: Periódico Marca
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