Ella, Silvia Kristel, objeto sexual para muchos, para otros la sensualidad desde el Puerto de Bangkok o el advenimiento del Reino del onanismo. Ella es un segundo de celuloide cuando hace el amor con Bee, otro segundo cuando complace a Alain Cuny, pero una eternidad cuando aparece en una sala de masajes con el torso desnudo. Ella, mejor digo Siivia Kristel, es la pantalla de las 12:00 p.m. cuando todas las luces de la antesala se han ido. Silvia Kristel es Mata Hari, Julia, el Amante de Lady Chatterley o La Marge.

Lloro por que te has ido, ahora tu voz viaja por los recuerdos de las Salas Godard y Apolo. Cuando todos se han ido a dormir, tú preparas la fiesta de las delicias oníricas, ofreces tus encantos a miles de kilómetros. No fue Just Jaeckin quien presentó a la nueva estrella holandesa, él no inventó tu pubis, tus senos, tu boca y tus piernas en el diván, fuiste tú, quien inventó la nueva escena, aquella donde te miras al espejo. Ya nunca habrá más funciones por que te has ido, olvidaste ponerte tu vestido la última vez, y solo pusiste los aretes en la mesa, caminaste por el corredor y cerraste la puerta detrás de ti para siempre. Ahora tu imagen será un Calendario, un Mito o la ocasión del retorno de los Amantes, las Diosas de la Noche. Un Jinete te ha llevado hasta la Luna, deseo pensar eso, a mi me gusta más la Noche que el Día. Eres la Luna con sombrero, eres el encanto y la belleza en medio de la Noche.

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