En nuestro viaje, a través de los salmos, hemos llegado al salmo noventa y seis y estaremos con él durante tres días.
Cada día leeremos y comentaremos unos cuantos versículos del salmo.
Este salmo noventa y seis es un canto de reconocimiento del único y verdadero Dios, que invita a unirse en adoración sincera a Él y a darlo a conocer en el mundo.
Hoy leeremos, y comentaremos, los versículos uno al cinco, de este salmo noventa y seis, que dicen así:
“Cantad a Yahweh cántico nuevo; Cantad a Yahweh, toda la tierra. Cantad a Yahweh, bendecid su nombre; Anunciad de día en día su salvación. Proclamad entre las naciones su gloria, En todos los pueblos sus maravillas. Porque grande es Yahweh, y digno de suprema alabanza; Temible sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; Pero Yahweh hizo los cielos”.
Acabamos de leer los primeros cinco versículos del salmo noventa y seis y ahora vamos a examinarlos poniendo nuestra Mirada sobre cada una de las frases con el fin de aprovechar la riqueza de su contenido.
La primera frase del salmo propone renovar la alabanza considerando quien es nuestro Dios y es que cada vez que meditamos de verdad en Dios surge sin palabras un sentimiento de gratitud y adoración que es distinto, es nuevo.
El salmo invita así: “Cantad a Yahweh cántico nuevo”. Y añade con firmeza, no como una propuesta, sino como una orden, lo siguiente: “Cantad a Yahweh, toda la tierra”.
En realidad, cualquier persona que consiga meditar seriamente en Dios, no tendrá más remedio que alabarle, porque será deslumbrada por su gloria y majestad. Seguidamente, el salmo, invita a alabar y hablar bien de lo que Dios es en si mismo, pues eso significa su nombre, ya que dice: “Cantad a Yahweh, bendecid su nombre”.
A continuación, añade otro motivo más para alabar a Dios diariamente, toda la vida, pues dice:
“Anunciad de día en día su salvación”. Claro que ser salvados por el Todopoderoso es un motivo insuperable.
Las dos frases que siguen, promueven la proclamación universal de la majestad de Dios y de sus asombrosas obras, pues dicen: “Proclamad entre las naciones su gloria, En todos los pueblos sus maravillas”. Si cosas insignificantes llenan los titulares, ¿Cómo no llenarlos con lo supremo en todos los aspectos? Sigue a esta invitación un porqué indiscutible, ya que dice:
“Porque grande es Yahweh, y digno de suprema alabanza”. A continuación hay una referencia a los dioses de este mundo, los famosos, los ídolos de las multitudes, ya sean de las artes o de los deportes, pero Dios, está infinitamente por encima, por eso es digno de la máxima alabanza. El salmo lo deja muy claro diciendo:
“Temible sobre todos los dioses. Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos”. Será un momento de asombro terrible cuando los que adoran a estos ídolos se den cuenta de su error, porque, terminan estos versículos diciendo:
“Pero Yahweh hizo los cielos”. Y los cielos son no solo el inmenso universo sino el mundo espiritual de gloria.
Proclamemos a gran voz, la gloria suprema del Dios Señor de todo lo existente y eterno Salvador. Amen.
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