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Las fuerzas iraquíes, con apoyo de la coalición internacional, lanzaron hoy la anunciada ofensiva para recuperar la ciudad de Mosul, bajo control del grupo islamista radical Estado Islámico (EI), desde donde Abu Bakr al Bagdadi proclamó su Califato hace dos años, en una operación cuya envergadura militar no tiene precedentes desde la invasión estadounidense de 2003.
"Hoy declaro el inicio de estas victoriosas operaciones para liberaros de la violencia y el terrorismo del EI", anunció el primer ministro, Haider al Abadi, en un mensaje televisado a primera hora de la mañana.
Las primeras horas de la ofensiva estuvieron marcadas por bombardeos de las afueras del norte de Mosul, según informó la Jefatura de las Operaciones para la Liberación de la Provincia de Nínive, de la que Mosul es su capital, en un comunicado que precisa que los ataques aéreos tuvieron como blanco la zona de Sahel Nínive, especialmente el área de Bashiqa, unos 14 kilómetros al norte de la ciudad.
En esa misma zona y con el objetivo de irrumpir en ella, las artillerías pesadas del Ejército iraquí y de los "peshmergas" kurdos comenzaron también a lanzar sus bombardeos, incluso con cohetes, informó la agencia de noticias EFE.
Los avances hacia el interior de Mosul también incluyeron la retirada, por parte de las tropas iraquíes y kurdas, de los sacos terreros de las primeras líneas del frente con el EI.
La Jefatura de las Operaciones informó que las zonas oriental y septentrional de Mosul también son objeto de intensos bombardeos, así como el área de Talkif, ubicada también en Sahel Nínive, y la aldea de Batenaya, a pocos kilómetros al norte de Mosul.
El megaoperativo militar, que el portavoz del Parlamento equiparó a la invasión estadounidense de 2003, por sus dimensiones y significado, cuentan además con el apoyo aéreo de la coalición internacional contra el EI, en los papeles integrada por 60 países, pero donde casi todas las operaciones se producen con participación de Estados Unidos, con la ayuda de Reino Unido y Francia.
En la anunciada operación para recuperación de este bastión yihadista se juega la integridad territorial y el futuro del propio país, así como su capacidad para mantenerse unidos por sobre las diferencias sectarias que lo desangran hace más de una década.
El objetivo es ser un golpe decisivo contra la milicia radical, que reduzca su prestigio y capacidad de reclutar militantes en Irak y Siria, además de otros frentes como Libia o el Sahel.
El primer ministro y sus socios de Gobierno confían además en que la victoria dé apoyo y legitimidad a su mandato, que atraviesa una profunda crisis.
Desde la semana pasada, distintos cuerpos de las fuerzas iraquíes, apoyados por la coalición internacional liderada por EEUU, venían ultimando los preparativos para la batalla, después de haber ganado terreno al EI en los alrededores de Mosul en los pasados meses.
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