Es evidente que un atleta de élite no es un atleta popular, ya no solo por condiciones físicas, sino además por edad, tiempo de dedicación al entrenamiento pero también a la recuperación, medios, etc. Quizá el entrenamiento que menciona la literatura científica tendría que ser replanteada para atletas populares, es decir, corredores habitualmente con edades de más de 40 años, con responsabilidades familiares, laborales y personales que siempre por lógica priman sobre las responsabilidades deportivas. Estas sugerencias además podrían estar respaldadas por el preocupante datos de lesiones deportivas que «sufren» los atletas populares con demasiada frecuencia, privándoles ya no solo de un buen rendimiento deportivo, sino sobre todo de disfrutar todos los días, durante años lo que para muchos es una pasión. Emular los entrenamientos de atletas profesionales podría ser contraproducente para el rendimiento deportivo, pero lo que es más importante, también para la salud de atleta popular.
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