En la sociedad contemporánea, los famosos a menudo son elevados a un estatus casi mítico, convirtiéndose en objetos de adoración y deseo intenso por parte de sus seguidores. Esta idolatría puede entenderse a través de la lente de antiguas figuras mitológicas: el íncubo y el súcubo, seres demoníacos que, según la leyenda, seducen a los humanos y se alimentan de su energía vital a través de la sexualidad. Esta seducción, sin embargo, tiene un precio. Los seguidores, en su devoción, a menudo invierten una cantidad desproporcionada de tiempo, energía e incluso recursos económicos en su admiración por estos ídolos.
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