En este episodio te invitamos a romper algunos estereotipos, animarte a ir un poco más allá y probar vinos que quizás no te llaman la atención, vinos que podríamos considerar “poco serios”, y por lo mismo los evitamos, y es que en esta ocasión hablaremos de los vinos rosados.Olvidemos la mala fama de estos vinos: no son vinos dulces, ni saben a chicle, SON un gran compañero para la comida y su alegre acidez invita a beber otro trago.Los rosados tienden a ser más parecidos a un vino blanco en carácter y sabores, pero encontramos un toque de características del vino tinto, y eso es lo que los hace muy interesantes. Se elaboran con uvas tintas, su color no es suficiente para llamarlo un vino tinto pero definitivamente no podemos considerarlo un vino blanco.
Así que si tú piensas que sólo los tintos valen la pena, te has dejado llevar por la fama de los rosados o te consideras demasiado rudo para beber un vino rosado, es momento de dejar todo eso atrás, y animarte a darles una oportunidad, sobre todo en estos días veraniegos, ya que pueden ser vinos muy refrescantes.
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