La ceremonia de cambio de poderes forma parte de una larga tradición que parecía inmutable con el priismo, pero que ha ido cambiando conforme ha cambiado México. La toma de posesión durante el régimen priista, fue un ritual organizado, donde se escenificaba el traspaso de poder, el baño de pueblo y finalmente la aceptación como figura de autoridad. Desde que López Mateos le otorgó la banda presidencial a Gustavo Díaz Ordaz. Desde 1982 esta ceremonia se lleva a cabo en le Congreso de la Unión, ya que antes pasó por escenarios como la antigua Cámara de Diputados, Bellas Artes y el Auditorio Nacional. Miguel de la Madrid fue quien inauguró su toma de protesta en el Congreso. Carlos Salinas de Gortari fue el último que recorrió la calle de Corregidora, de San Lázaro al Zócalo. En 1988, se rompió el silencio y se escucharon manifestaciones de rechazo. En el 2000 con la llegada de Vicente Fox, rompió el protocolo saludando a sus hijos y no a los representantes electos del país. En el 2006, la toma de posesión de Felipe Calderón fue la más ríspida, pues la oposición intentó impedir el acto por los resultados electorales. En 2012, Enrique Peña Nieto no dio discurso ante la Unión. Con la toma de posesión de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), cambiará la historia.
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