El hambre dejo de ser importante porque el alma venció a las necesidades del cuerpo, esta vez lo que alimentamos fue el alma y el resultado es un enorme agradecimiento.
Qué sabio es el judaísmo que nos obliga a frenar, a pedir perdón a perdonar. Que nuestras plegarias sean escuchadas, que a todas nuestras noches llegue la luz del día y que Dios nos inscriba un año más, en el libro de la vida.
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