En su tiempo, críticada como postal turística de Brasil. Sin embargo, uno de los finales más bellos que me han hecho cosquillitas en el corazón. El fin como punto de partida; el abrazo que matándonos nos hace renacer; carcajadas, bailecillos y voces de infancia con los que el mundo vuelve a originarse cada día. La esperanza engendradora de la tragedia y la tragedia que a su vez fecunda la esperanza. Hay que hacer salir al sol todos los días, bella y certera metáfora. ¡Había olvidado agradecerte, Juan Olmo, por mostrármela, por este bello regalo de cumple!
