Uno seguía ciegamente la doctrina nazi, el otro la despreciaba. Albert Goering, el hermano del mariscal del reich Herman Goering, era su antítesis personal e ideológica. Salvó a decenas de judíos y opositores al nazismo valiéndose de su parentesco, pero en Nuremberg su apellido le condenó.
Con el propósito de poner rostro al Goering que la historia ha olvidado, William Hastings Burke sigue las huellas de sus pasos entrevista a los testigos de su intervención.
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