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La manifestación independentista de la Diada 2018 se ha convertido en un clamor por la libertad de los "presos políticos" y el retorno de los "exiliados", y en un grito para hacer efectivo el referéndum del 1-O. Bajo el lema "Hagamos la República catalana", cientos de miles de ciudadanos han salido a la calle ataviados con 'esteladas', 'senyeras', lazos amarillos, "banderas de resistencia" y camisetas de color coral mostrando la imagen de la cima que quieren alcanzar: la independencia de Cataluña.
Como ya es tradicional en la mayor fiesta independentista en Cataluña, convertida desde 2012 en el termómetro que mide la pulsión del soberanismo, a las 17:14 (en homenaje a los muertos en la caída de Barcelona, en 1714, en plena Guerra de Sucesión) se ha hecho el silencio para dar paso al grito "in- inda- indapendència" que en esta edición de la Diada ha compartido protagonismo con otras proclamas como la de "libertad", "ni un paso atrás" y "aquí empieza nuestra independencia". Carteles en catalán y en inglés han mostrado estos lemas.
El sector pro independencia ha vuelto a colapsar otro 11 de septiembre el corazón de Barcelona, en esta ocasión un tramo de seis kilómetros de La Diagonal, desde Glòries hasta Palau Reial, llamados por las principales entidades catalanas: Asamblea Nacional de Cataluña, Òmnium Cultural y la Asociación de Municipios por la Independencia.
La habitual guerra de cifras sobre los asistentes se ha repetido: un millón, según la Guardia Urbana catalana; y 220.000, según la entidad constitucionalista Societat Civil Catalana. La Delegación de Gobierno en Cataluña no ha cifrado la asistencia a una marcha de nuevo histórica por tratarse de la primera tras el 1-O, la declaración unilateral de independencia del 27-O y la aplicación del artículo 155 por primera vez.
