Esta querida actriz jalisciense dejó admirable historia en la televisión mexicana a la cual sedujo sin mayor esfuerzo, dando vida a controvertidos personajes que implicaban cada vez un mayor grado de complejidad, lo que la llevó a consagrarse como villana en títulos que fueron sonados éxitos, especialmente en los años sesenta y setenta, cuando la industria del videotape se convirtió en el refugio favorito de las luminarias cinematográficas que aspiraban a conservar la clase y prolongar sus carreras por unos años más.
Pero además de triunfar en pantalla de cristal, María Teresa Rivas formó parte de la última fase de la época de oro del cine mexicano, consolidando su figura también en el ámbito teatral.
Es difícil imaginar el mundo del entretenimiento sin la presencia de esta estupenda actriz. Muchos artistas la recuerdan con gran admiración y cariño. En su momento, Leticia Perdigón dijo que cuando trabajó con ella en el Teatro Xola al lado de Ricardo Blume, le dejó el mayor aprendizaje de su vida porque después de enterrar María Teresa Rivas a su mamá, llegó al teatro para seguir dando funciones. Así fue esta admirable actriz, quien dejó huella imborrable con su indiscutible presencia escénica.


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