Fue relatado por los propios pensadores griegos, que ellos fueron a Egipto a abrevar la sabiduría que sobrevivía en su periodo decadente. Esta sabiduría ancestral, como la de todos los proyectos humanos de gran envergadura y largo aliento del planeta, compartían el conocimiento de que la mecánica celeste se podía convertir eficientemente en la mecánica terrestre, para proporcionarle a los pueblos una armonía entre el cosmos y la Tierra, para que la vida humana fuera regida por las mismas leyes del universo y poder vivir en armonía con “El Todo”.
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