La industria del automóvil va de lleno con los coches híbridos enchufables. Ante la supuesta realentización de la adopción a los coches eléctricos, los PHEV parecen ser una solución de punto medio. Usan el motor eléctrico cuando circulan a relativas bajas velocidades y dentro de ciudad, y activan el motor de gasolina a altas velocidades y/o cuando recorren grandes distancias. Pero detrás de una teoría que parece perfecta, hay una realidad bastante compleja.

El primer reporte hecho por la Comisión Europea, del consumo y emisiones reales de los coches híbridos enchufables circulando por Europa, hecho con 600.000 vehículos, arroja una verdad muy distinta a lo que los fabricantes de coches híbridos enchufables nos dicen.

La realidad es que los coches híbridos enchufables emiten 350 % más de lo que el fabricante asegura. También es una realidad que los consumos son muchísimo más altos de lo que te dicen, y que los PHEV consumen apenas un 20 % menos que un coche de gasolina o diésel tradicional. Todo esto arroja un importantísimo informe que también ha revelado lo que muchos sospechábamos durante años: la gente simplemente no carga sus híbridos enchufables, y lo usan como un coche de combustión tradicional.

Enlace al informe: [ Ссылка ]

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Los coches híbridos enchufables —PHEV, por sus siglas en inglés— se presentaron como una supuesta fusión entre lo mejor de los vehículos eléctricos y lo mejor de los motores de combustión interna. El concepto de un automóvil híbrido no es nuevo; sin embargo, la idea de combinarlos con la capacidad de recarga externa comenzó a ganar tracción a principios del siglo XXI.

El pionero moderno de los coches híbridos enchufables fue el Toyota Prius Plug-in, lanzado en 2012. Este modelo se basó en el éxito del Prius híbrido convencional, ofreciendo la ventaja adicional de poder recargar la batería mediante una fuente de energía externa. Este desarrollo abría la posibilidad a los conductores de realizar trayectos cortos utilizando solo energía eléctrica, reduciendo las emisiones y el consumo de combustible.

Hoy en día, los PHEV son vistos como una solución intermedia, mientras la infraestructura de carga para vehículos totalmente eléctricos sigue desarrollándose. Pero la verdad es que, visto los números reales, no son lo que parecen.

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