Si eres el orgulloso dueño de una sartén de hierro fundido, entonces puede que creas en algunas de las miles de historias sobre qué debes y qué no debes hacer con una batería de cocina de hierro fundido. Se oyen tantas historias de sartenes y ollas de hierro fundido que, a veces, puede parecer un poco intimidante, pero no te preocupes, la verdad es que no es tan complicado como piensas.
Primero, las buenas noticias. No necesitas de un presupuesto alto para mantener el hierro fundido. Una vez que sepas cómo cuidarlo, será muy duradero. Si lo tratas bien, no hay nada de qué preocuparse.
Hay una idea que flota entre los usuarios del hierro fundido y es que las sartenes son delicadas, pero hay otras que han sobrevivido y han pasado de generación en generación. ¿Quieres pruebas? Ve a una tienda de antigüedades, a una venta de patrimonio, a una tienda de artículos usados o a una subasta. Es muy probable que encuentres baterías de hierro fundido que han durado años y eso no te hace pensar que sean “delicadas”, ¿verdad?
El mito más grande de los sartenes de hierro fundido es que no se pueden lavar con jabón de platos porque arruinan el curado. Aunque el jabón de platos está hecho para arrancar la grasa, no puede eliminar el curado de la sartén porque el curado mismo no es solo una capa de grasa.
Creas el curado en el sartén al verter un poco de aceite mientras esté caliente y luego lo esparces por toda la superficie con una servilleta. Al calentar la sartén mientras untas el aceite, este se cocina sobre la superficie y químicamente se adhiere al metal. Lo que sí no deberías hacer es dejar remojando tu sartén en agua jabonosa. Mejor usa un poco de jabón de platos con agua caliente, que no le hará ningún daño a la sartén.
Después de limpiar tu sartén, también deberías curarla de nuevo. Otra mentira es que las sartenes pre curadas no tienen que ser curadas otra vez. Para hacerlo, debes colocar la sartén en una hornilla con la llama alta para dejar que se evapore el agua que queda. Después de que la sartén está seca, agrega y esparce el aceite. Cuando se ahúme, unta de nuevo y apártalo del calor para que se enfríe.
¡Es así de fácil! Ahora, ya no habrá más confusiones en la cocina, al menos, sobre cómo limpiar el hierro fundido.
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