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A través de la Alegoría del Sol, #Platón divide la realidad en dos grandes dimensiones: el mundo sensible y el mundo inteligible, sin embargo, para hallar la Idea del Bien esta comparación luce muy genérica e incompleta, por lo que usará una nueva alegoría para completar los vacíos que dejó en la primera: la #AlegoríaDeLaLíneaDivida.
Lo que hace esta alegoría es exponer y establecer la relación que hay entre los diferentes niveles de realidad con los diferentes niveles de conocimiento; identificarlos nos permitirá conocer en qué plano de realidad se encuentra la verdadera esencia de las cosas y la Idea del Bien. Platón nos pide que imaginemos una línea dividida en dos partes desiguales y cada parte subdividida en la misma proporción. Las divisiones más grandes representan los mundos sensible e inteligible.
“Estas divisiones tendrán diferentes grados de luz y oscuridad relativas, según su clasificación; así tenemos primeramente en el mundo de lo que se ve, una sección de imágenes”. (509e)
Imágenes se refiere, en primer lugar, a las sombras, luego a los reflejos en el agua y, por último, a todas las cosas que por su constitución son brillantes. La segunda sección está ocupada por todos los objetos y seres físicos, “los animales que viven en nuestro derredor, así como todo lo que crece, y también el género íntegro de cosas fabricadas por el hombre”. (510a)
Inmediatamente después de dividir en dos el mundo sensible, Platón nos invita a reconocer que la relación que existe entre el mundo sensible y el mundo inteligible es semejante a la que existe entre la opinión y el conocimiento. Con esto, lo que Platón nos quiere decir es que la verdadera realidad está en el mundo inteligible, es decir, en las #ideas, y que el mundo sensible, que es el mundo material que percibimos a través de los #sentidos, es sólo una copia de éste.
Lo que sigue ahora es dividir el mundo inteligible. Veamos cómo viene en #LaRepública: “la mente, sirviéndose de las cosas antes imitadas como si fueran imágenes, se ve forzada a indagar a partir de hipótesis, marchando no hasta un principio, sino hacia una conclusión”. (510b)
Para dejar más clara la idea anterior, Platón pone como ejemplo a los matemáticos. Que lo que hacen es llegar a conclusiones a través de un supuesto, que es el caso de los números, las diferentes figuras geométricas o los tipos de ángulos.
Pero ¿cómo es que se originan estas conclusiones a través de supuestos? Ya lo dijo Platón, “la mente se sirve de los objetos físicos del mundo sensible como si fueran imágenes”, es decir, la mente va a crear otra realidad basándose en la realidad del mundo físico para llegar a ciertas conclusiones. Por ejemplo, la mente crea el círculo al contemplar la forma de la luna o de una naranja, o crea un triángulo al contemplar la forma de un volcán o de un pino; la creación de estas figuras, como el círculo o el triángulo, permiten a los matemáticos elaborar diagramas o modelos a través de su pensamiento.
Con los números pasa algo parecido, son, al igual que las figuras geométricas, una creación de tu mente; es decir, no ves a un cuatro caminando por la playa o comiéndose una manzana. Los números son abstracciones que crea tu mente para ayudarse a comprender de una mejor manera su realidad, no para llegar a un principio, sino para llegar a una conclusión. Como los números son una conclusión que partió de una suposición de la mente, han tenido múltiples representaciones a lo largo de la historia.
El último nivel es el de las Ideas, es el más elevado y el más importante. “La mente avanza hasta un principio no supuesto, partiendo de un supuesto y sin recurrir a imágenes, a diferencia del otro caso, efectuando el camino con Ideas mismas y por medio de Ideas”. (510b)
Así como las hipótesis se sirven de los objetos físicos para llegar a conclusiones, de la misma manera las Ideas se sirven de las hipótesis para llegar, no a conclusiones, sino a principios que nos permiten conocer cuál es la verdadera realidad de todas las cosas. En este punto, donde las Ideas le permiten al conocimiento llegar a su nivel más alto, está la idea del Bien.
Y a diferencia de los otros tres niveles de realidad, las Ideas son verdaderas, inmutables y eternas; no cambian ni se transforman con el paso del tiempo y tampoco dependen del mundo sensible.
Después de esto, lo que hace Platón es establecer precisamente esta relación entre la realidad y el conocimiento; cuando digo conocimiento, me refiero al estado que producen en nuestra mente estos grados de realidad. Por ejemplo, las imágenes producen conjeturas, los objetos producen creencias, las hipótesis producen pensamiento discursivo y finalmente las Ideas producen inteligencia.
