Canal Bartimeo
Descubriendo la importancia de llevar una vida cristiana
La caridad
Pasó haciendo el bien, curando toda dolencia y enfermedad. Este ha querido ser el pensamiento de fondo de estas páginas: pertransiit benefaciendum. Solo hizo el bien. Y todos deseamos vivamente que se pudiera decir lo mismo de nosotros.
Jesús es el buen samaritano en todo tiempo y en todo lugar de la tierra: se detiene ante cada hombre herido y cura, consuela, guía, anima, purifica, aparta la tristeza, da fortaleza ante la dificultad, alienta…
Con esta parábola Jesús quiere enseñarnos a querer, a ejercer la caridad de forma práctica, activa, valiente y generosa, a cumplir con todos los pormenores necesarios para servir bien a todos, incondicionalmente. En cualquier ambiente.
El hombre herido y despojado no está lejos de nosotros: en el mismo trabajo, bajo el mismo techo, en la calle… Está a la espera de nuestro auxilio.
También nosotros estamos llamados a dar atención, interés, aprecio, comprensión, ayuda, cuidado de su salud a todos; a dar el tiempo, el descanso y la vida paso a paso. El mismo cumplimiento de los deberes sociales y profesionales es una oportunidad de ejercitar la caridad.
Aunque mantenemos una fuerte inclinación al amor propio y a llevar a cabo nuestras preferencias por encima de todo, existe en nuestro interior un impulso natural, aún mayor, que nos reclama ser generosos. Se unen a esta vitalidad la gracia y los dones de Dios, que –respetando la libertad– promueven nuestra generosidad para responder bien a esa voz íntima que sugiere: sé amable, ayúdales, acompaña, escucha, sirve, perdona…
La caridad es –además– el distintivo del cristiano, la señal por la que reconocerán que sois mis discípulos. La caridad es lo que más nos asemeja a Dios y atrae la misericordia divina. Acercar a los amigos a Dios es la mejor muestra de caridad.
Música: www.motionarray.com
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