Un puñado de familias detenta el poder en la fría Patagonia. Tienen inmensas extensiones de tierras en el sur de la Argentina y Chile, además de múltiples negocios y grandes empresas, entre ellas, una llamada La Anónima.
Ante la crisis posterior a la Primera Guerra Mundial, los estancieros comienzan a despedir trabajadores y endurecen al extremo las condiciones laborales en sus tierras.
Incumplen los acuerdos con las organizaciones sindicales, conforman la llamada Guardia Ciudadana, para combatir las huelgas, y exigen que el Gobierno nacional envíe al ejército para que reprima las luchas obreras, sin ningún tipo de concesiones.
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