Live Aid 1985 Filadelfia
Robert Plant: Voces
Jimmy Page: Guitarra
John Paul Jones: Bajo, Teclados
Tony Thompson: 1a Batería
Phil Collins: 2a Batería
El concierto de Led Zeppelin era en Filadelfia y Collins ya se había comprometido a tocar en el Live Aid de Londres en solitario, además de hacerle los coros a Sting en ‘Every breath you take’ también en la capital británica. Sin embargo, nada le detendría en su empeño a cumplir el sueño de todo batería: aporrear los toms, platillos, cajas y bombo de Led Zeppelin en Estados Unidos.
La organización de Live Aid ajustó los horarios para que Collins fuera el único de todos los artistas que tocaría en Reino Unido y Estados Unidos. El plan era que tras terminar su set y tocar con Sting, el artista de ‘Against all odds’ o ‘In the air tonight’ se subió en el avión supersónico Concorde y en menos de 3 horas se plantó en Filadelfia, donde tocó la batería en tres canciones de Eric Clapton, volvió a cantar en solitario y, posteriormente, llegó el turno con Led Zeppelín.
La guinda del pastel era el concierto con Led Zeppelin, pero con todo el trajín sólo podemos pensar lo agotado que debería estar Collins. Llevaba todo el día levantado, realizó varias actuaciones, debía de tener un nivel de estrés alto y, encima, estaba afectado por la diferencia horaria. Y, para más inri, no se había preparado con antelación las canciones que tocaría con Zeppelin, ya que su plan era aprendérselas oyéndolas en un walkman en las tres horas de Concorde de camino a Filadelfia.
“Decidme las canciones y en el avión me las preparo a tope. Escucharé las canciones en el walkman”, dice Phil en su autobiografía que le dijo a Robert Plant.
Pero la situación iba a ser mucho peor que simplemente Collins aprendiendo cómo tocar la batería de Bonham como el que va camino a la Manga del Mar Menor. Sin haber avisado a Collins, Led Zeppelin había llamado a un segundo batería para el show llamado Tony Thompson, quien tocaba en el grupo CHIC, autores del hit ‘Le Freak’
Tocar con dos baterías a la vez es un reto enorme si los músicos no están sincronizados, por lo que Collins dio algunos consejos a Thompson para que la música no sonara fuera de ritmo. Thompson, sin embargo, decidió ignorar las recomendaciones que le hizo el cantante para intentar lucirse.
“Este es el comienzo de una nueva carrera. John Bonham no está. Van a querer a alguien”, asume Collins que debió pensar el baterista de CHIC para decidir ir por libre para intentar destacar.
Recapitulemos: Collins lleva horas actuando, se ha aprendido las canciones en el avión y hay un segundo batería prácticamente desconocido que ve la oportunidad de su vida. Pero falta el último ingrediente en este estridente cóctel para que todo resulte como fue: los tres miembros de Led Zeppelin, que no se juntaban desde hacía cinco años, solo ensayaron un rato antes del concierto.
“Ensayamos por la tarde y cuando subí al escenario ya no tenía voz”, confesó Plant a Rolling Stone en 1988. A diferencia de Queen, Led Zeppelin no se tomó en serio el Live Aid y salió lo que salió.
Solo hay que ver la desencajada cara de Page en las notas que dan paso a un extraño “Whola Lotta Love”, donde también se notan las baterías de Collins y Thompson fuera de ritmo; o los gallos al inicio de “Rock and Roll”. El resultado es tal que Zeppelin trató de eliminar el concierto de la historia, como ya comentamos, y Phil Collins quedó como el artífice del fiasco por haberse atrevido a tocar con una de las mayores bandas de la historia sin ensayar.
“Resulta que por lo general las culpas recaen sobre mí. Es imposible que los sagrados Led Zep tuvieran culpa alguna. Fue ese tipo que vino en Concorde sin haber ensayado. Él es el culpable”, lamenta en su biografía.
Page, en ese aspecto, coincide totalmente con la opinión general que durante años rodeó al concierto. “Live Aid fue horrible. El hecho fue que los baterías no se sabían las canciones”, dijo en 2014 con una entrevista en la que rechazaba toda culpa.
Pero quizá la verdad no la tenga ni Page ni Collins. Puede ser que todos pusieran su granito de arena en esa catástrofe colectiva en la que el pesado zepelín de plomo se estrelló como el dirigible Hindenburg que copa la portada de su mítico primer álbum.
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