En este vídeo te comparto una poderosa oración al Padre Pío, el santo de los estigmas, para pedirle por tus hijos y que les conceda protección, ayuda, paz y bienestar. El Padre Pío fue un fraile capuchino que dedicó su vida a la oración, la caridad y la atención espiritual de los fieles. Fue un gran intercesor ante Dios y se le atribuyen muchos milagros y favores. Si quieres que el Padre Pío te acompañe y te asista en tu labor de padre o madre, reza con fe esta oración y confía en su poderosa mediación.
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ORACION AL PADRE PIO POR LOS HIJOS PARA DARLES PROTECCION, AYUDA, PAZ Y BIENESTAR
Padre Pío, santo de Dios y amigo de los afligidos,
te pido que intercedas por mis hijos ante el Señor.
Tú que conoces sus necesidades, sus alegrías y sus sufrimientos,
protégelos de todo mal, de toda enfermedad y de todo peligro.
Tú que fuiste un hijo obediente y fiel a la voluntad de Dios,
ayúdalos a seguir tus pasos y a cumplir su plan de amor en sus vidas.
Tú que fuiste un padre espiritual para muchos,
bendícelos con tu ternura y tu sabiduría.
Tú que fuiste un instrumento de la misericordia de Dios,
alivia sus penas, consuela sus corazones y perdona sus faltas.
Tú que fuiste un testigo de la esperanza y de la paz,
infunde en ellos la confianza en Dios y la alegría de vivir.
Tú que fuiste un modelo de santidad y de caridad,
enséñales a amar a Dios y al prójimo con todo su ser.
Padre Pío, te doy gracias por tu intercesión y tu amor.
Te ruego que siempre estés cerca de mis hijos y que los acompañes en su camino.
Amén.
Padre Pío, te ruego por mis hijos,
que los protejas, los ayudes, los bendigas y les des bienestar.
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo,
los cubro con el poder de la sangre de nuestro Señor Jesucristo,
y te pido que intercedas ante Dios Padre Todopoderoso,
para que envíe a la Santísima Virgen María y a San José, a sus ángeles, arcángeles y santos,
para que los cuiden, los defiendan y los aparten de todo mal, de toda necesidad y de toda adversidad.
Para que los acompañen y los guíen por sus caminos y no permitan que sufran ningún mal.
Los cubro con el poder de la sangre preciosísima de nuestro Señor Jesucristo,
de todo accidente, de todo peligro y de toda catástrofe.
Los cubro con el poder de la preciosa sangre de Jesús, que está realmente presente en la Sagrada Eucaristía,
de toda enfermedad, de todo dolor y de todo padecimiento físico.
Los cubro con el poder de la sangre salvadora que derramó Jesucristo por nuestra redención,
de todo enemigo del cuerpo y del alma, de toda persona, hecho o acontecimiento,
a través de los cuales el enemigo quiere hacerles daño.
Padre Pío, te suplico por mis hijos,
que, por tu intercesión, sean limpiados y purificados por la sangre de nuestro Señor Jesús,
que derramó valiente y generosamente en la Santa Cruz.
Que su alma, su cuerpo, su espíritu, su mente, su corazón y su vida,
sean sellados con el poder de esa sangre divina,
para que venzan todas las batallas contra el mal.
Que les concedas fuerza, salud, defensa y auxilio en todo momento,
y sobre todo en cualquier mala situación.
Que, por los méritos de la sangre de Jesús,
no les falte nada de lo material y espiritual que necesiten para vivir
dignamente y sin preocupaciones.
Que los alejes de toda mala influencia y de todo aquello que les pueda perjudicar.
Que los rodees de amigos provechosos, nobles, honestos y leales,
y de personas que sepan educarlos y aconsejarlos.
Y a nosotros, danos sabiduría,
danos los medios para ser los buenos padres que debemos ser,
y ayúdanos a ser comprensivos con ellos.
Cristo Jesús, Cordero de Dios que nos has salvado con tu sangre,
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te damos gracias rendidas,
y te pedimos la salvación de todos los que nos hemos lavado en tu sangre sagrada,
en especial la de mis hijos.
Oh sangre que nos das la paz con Dios y nos concedes misericordia y perdón.
Amén.
Padre Pío, te imploro por mis hijos,
que los preserves de todo mal,
que los cubras con la sangre de nuestro Señor Jesucristo,
que los hagas invisibles al enemigo y los socorras y consueles en sus problemas.
Que el Señor Jesucristo derrame sus bendiciones sobre mis hijos,
que su sangre fluya por sus venas,
y que mi amadísimo Señor Cristo Jesús
los esconda en el corazón inmaculado de la Santísima Virgen María.
Bendito y alabado seas por siempre, Señor.
Oh Dios, que nos pides el amor de nuestro corazón,
concede a mis hijos la gracia de vivir siempre en el amor a Jesús
y obtener por su sangre su salvación eterna.
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