Los acróbatas Juan Ignacio Tula y Stefan Kinsman son dos caras de la misma moneda girando en la rueda Cyr, balanceándose entre la extrañeza de sueños y visiones brillantes. Su enfoque combina dúo y manipulación, sus acrobacias hacen de la rueda un territorio, una obsesión de circularidad implacable, un juego arcaico. Fraternales y cómplices, juegan con sus diferencias corpóreas, con sus personalidades y culturas distintas. Virtuosidad y disciplina les permiten obtener una paleta de ritmo y de espacios para desarrollar la musicalidad de su relación y la poética de su encuentro. Su búsqueda coreográfica, musical y narrativa convocan las letras del poeta francés René Char: “Dos golondrinas tanto silenciosas como locuaces que se comparten el infinito del cielo y el mismo techo”.
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