Llevan la cara pintada de camuflaje, un fusil de asalto CETME entre las manos, una pistola en la cartuchera y una mochila relativamente pequeña a la espalda. Avanzan lentamente por el bosque, mimetizados con el entorno. Los alumnos del Curso de Operaciones Especiales de la Escuela Militar de Montaña y Operaciones Especiales (EMMOE) llevan más de 40 horas sin dormir, una carrera de 14 kilómetros a la espalda nada más amanecer, y ahora se preparan para realizar un cruce de río, en pleno invierno y en Jaca, antes de ejecutar un ejercicio de tiro con fuego real y poder dormir unas pocas horas para continuar con la instrucción al día siguiente. Todo para convertirse en los militares con las misiones más duras, para conseguir la codiciada boina verde que les acreditará como militares de Operaciones Especiales, como guerrilleros.
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