Cuando uno siente miedo, su forma de pensar cambia. No ve más allá de sus narices, o se cree películas que sólo son imágenes y palabras. No atiende a razones. Si uno teme el avión, ninguna estadística de seguridad aérea va a calmarle. Comprendes que una parte de tu cerebro se está activando y te ocupas de guiarla.

Es decir, ¿controlar? No. Queremos liderar a tu perro interno. Esa parte de ti que se asusta de cosas que otra parte de ti reconoce como seguras. Empiezas a no querer entender por qué te pasa eso, sólo tienes que ser consciente de cómo funcionan los mecanismos del estrés y la amenaza, para poder dirigirlos cuando no van en la dirección apropiada.

PARA SABER MÁS SOBRE TU TIPO DE ANSIEDAD
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