La intolerancia a la lactosa es un trastorno digestivo que se caracteriza por la incapacidad del cuerpo para digerir adecuadamente la lactosa, un azúcar presente en la leche y los productos lácteos. La evolución ha desempeñado un papel importante en la intolerancia a la lactosa. Hace miles de años, la lactosa se convirtió en una fuente importante de nutrientes para las poblaciones que domesticaron animales y comenzaron a consumir productos lácteos. Sin embargo, a medida que las poblaciones migraban y se establecían en regiones donde la lactosa no era una fuente común de alimentos, la capacidad de digerir la lactosa se volvió menos importante. Como resultado, la intolerancia a la lactosa se convirtió en una característica común en muchas poblaciones. Aunque la intolerancia a la lactosa puede ser incómoda, no es peligrosa y hay muchos productos alternativos disponibles para aquellos que no pueden tolerar los productos lácteos.

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