La psicología cognitiva ha tratado la mente como un sistema de procesamiento de información, pero Jerome Bruner argumenta que esto limita nuestra comprensión del ser humano. No somos solo procesadores de datos, sino buscadores de significados. A través de un ejemplo de un hombre adicto, se ilustra cómo la mente busca entender experiencias y relaciones, enfatizando que la vida mental es un fenómeno cultural y social.
La psicología cognitiva, en su búsqueda por entender la mente, ha puesto su foco en verla como un sistema de procesamiento de información, casi como una computadora.
Pero, ¿es esto todo lo que somos? Jerome Bruner, renombrado psicólogo, cree que esta visión ha limitado nuestra comprensión de algo fundamental: el ser humano no es solo un procesador de datos.
Es, ante todo, un buscador de significados. Bruner argumenta que el cognitivismo ha naufragado en un océano de cálculos, perdiendo de vista algo esencial: Somos seres que buscan comprender el mundo, construyendo significados a través de nuestras relaciones, emociones y experiencias compartidas.
No somos islas de procesamiento; Somos puentes que conectan significados. Imaginemos este caso. Un hombre adicto reflexiona con su psicóloga sobre las causas de su adicción.
"Mi madre era adicta", dice con la voz entrecortada, "y me abandonó cuando era un bebé. Quizás... quizás yo me hice adicto para entender qué tan buena fue esa experiencia para ella.
Algo tan fuerte que la hizo no elegirme a mí. Tal vez si la entiendo, puedo perdonarla". En este relato, vemos cómo la mente no es solo un procesador de información.
Es una fuente profunda de búsqueda de significado, de respuestas a preguntas vitales. Bruner nos invita a ver más allá de los cómputos, a comprender la mente humana como un fenómeno cultural y social, donde la búsqueda de sentido es lo que realmente define nuestra vida mental.
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