“Una lágrima se evapora, una rosa se marchita, sólo la oración llega hasta Dios” -San Agustín-
Muchos fallecidos son olvidados por sus familias y amigos, pero tenemos el consuelo de que religiosas, sacerdotes, religiosos y muchos laicos, en todo el mundo, acostumbran orar cotidianamente por todos los difuntos, especialmente por los más necesitados de la misericordia divina.
Los muertos nunca serán olvidados o ignorados en la Iglesia, hay un tremendo alivio en ese conocimiento.
El novenario por las Almas del Purgatorio consiste en rezar durante nueve días, por el eterno descanso de un ser querido, de un conocido, o de un alma por quién se nos pide orar.
El novenario generalmente se inicia al día siguiente de la cristiana sepultura o cremación del difunto y es celebrado por los familiares y amigos. Pero además puede hacerse en cualquier momento para que, unidos a la Comunión de los Santos, alcancemos las gracias necesarias para que muchas almas puedan gozar del descanso eterno.
Orar por los difuntos es una obra de caridad espiritual y si ellos no necesitan de nuestra oración, le servirá a otras almas (en virtud de la Comunión de los Santos, existe una comunicación de bienes espirituales entre vivos y difuntos).
El Novenario lo puedes hacer, cuando no es por un difunto que acaba de fallecer, durante el mismo día, durante nueve días consecutivos o escoger un día de la semana y hacerlo semanal.
Origen
Los romanos y griegos ofrecían oraciones a sus dioses por sus difuntos durante nueve días. Y aunque los primeros cristianos siguieron la costumbre en cuanto al número de días, ya no lo hacían con el mismo ánimo y de la misma manera de los romanos o griegos sino fundamentados en la fe en Cristo.
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