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Cuando se habla de vino, y en especial de uno selecto, se piensa en Francia. A través de la historia hemos conocido que en este país se producen grandes vinos y esto en parte se da, gracias a su historia. Los romanos sembraron muchos de los viñedos, pero es con la iglesia católica con la que se tiene quizás, la mayor deuda. La liturgia cristiana llevó el vino alrededor del mundo y cuando el imperio romano se retiró de Francia en el Siglo V fue también la religión la que transmitió el vino a la siguiente generación de productores, los monjes de la Europa Medieval, que dieron popularidad a las variedades de vinos más conocidas en la actualidad. Uno completamente nuevo en la época que tuvo su origen en los monasterios de Francia es el Champagne.

Fuente

Juan Gonzalo Angel Restrepo
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