Y como no podía ser de otra manera, si pedimos comida a domicilio en un lugar como este, el repartidor que nos la trae es un simpático robot.
Hacemos la prueba con la aplicación del móvil, hacemos un pedido y vemos como sale la dependienta a cargar el robot con la comanda. Además, le introduce todos los datos necesarios para hacer la entrega correctamente.
Una vez que está todo listo, el robot se pone en marcha circulando por la calle a una velocidad máxima de 6 kilómetros por hora y sorteando todos los obstáculos que se encuentra a su paso gracias a las cámaras que lleva integradas.
Una vez que llega a su destino, el robot se para y espera a que el cliente recoja su pedido. Una vez depositado todo el contenido, se marcha de nuevo a su base, donde seguro le espera un nuevo encargo.
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