Video-Audio-Libro del capítulo 2 de "El Tao de la salud, el sexo y la larga vida" de Daniel Reid.
Capítulo 2: AYUNO Y EXCRECIÓN.
2.1. El colon: ¿alcantarilla o pozo negro?
2.2. El ayuno.
2.3. El colon se desatasca con agua.
2.4. Programa para siete días de ayuno con limpieza de colon.
2.5. Miniayunos y semiayunos.
2.6. La excreción: "en cuclillas se hace mejor".
Algunas frases del capítulo:
Hoy en día, la simple mención de la palabra «colon» resulta embarazosa. Sugiérale a alguien que haga
pasar unos 20 litros de agua tibia a su través, y el embarazo se convierte en suspicacia o en verdadero
pánico. Los médicos norteamericanos se resisten a hablar siquiera del asunto, y se niegan de plano a
administrar irrigaciones colónicas a los pacientes que las solicitan. Tal y como lo expresó cierto médico
neoyorquino, consideran que las irrigaciones colónicas «desaparecieron con el carricoche de caballos»
hace ya un siglo. Los médicos norteamericanos tampoco quieren oír hablar de la terapia nutricional, de
los remedios naturales, del ayuno, de la respiración terapéutica, de la meditación y otros métodos
«anticuados» que ellos mismos ya no entienden. En la Unión Soviética, empero, es parte del
procedimiento habitual en todos los hospitales y clínicas el administrar una limpieza colónica a fondo a
todos los pacientes que ingresan, sea cual sea su enfermedad.
Irons cita la experiencia de uno de los más célebres y respetados cirujanos de la historia norteamericana,
el Dr. Harvey Kellogg, de Battle Creek, Michigan, quien escribió: «En las 22.000 operaciones que he
realizado personalmente, ni una sola vez he encontrado un colon normal». Y eso era a comienzos de
siglo, mucho antes de que los hábitos alimentarios norteamericanos estuvieran tan completamente
corrompidos como hoy por los alimentos elaborados y desnaturalizados. Tal y como lo expresa Irons,
«prácticamente el único sitio donde puede verse hoy un colon normal y sano es en un libro de
anatomía».
Cuando un alimento no saludable o dañino para el cuerpo llega al estómago, éste envía de inmediato
una advertencia a los Productores de mucosidades: «Atención, se acerca el enemigo!». Sabemos que
las mucosidades empiezan a ser producidas de inmediato y que el colon queda recubierto de ellas.
Cuando los alimentos tóxicos procedentes del estómago llegan por fin al colon, al cabo de 1 2 a 1 8 horas,
este último se halla preparado para recibirlos, revestido con una capa de mucosidades para impedir que
el cuerpo absorba las toxinas. Si esto sucediera una o incluso unas cuantas veces al mes, las mucosidades,
tras haber cumplido su misión, se desintegrarían y serían expelidas lentamente del colon sin causar ningún perjuicio.
Pero ahora resulta del todo evidente que la naturaleza jamás dispuso este mecanismo defensivo para ser
utilizado con la constante frecuencia con que se utiliza hoy... El resultado es que se va segregando capa
tras capa hasta que su acumulación alcanza un espesor de entre 3 y 6 mm. En ocasiones, estas capas
llegan a alcanzar un grosor de hasta 9 e incluso 1 2 mm, volviéndose tan duras y negras como un pedazo
de viejo caucho endurecido de esos que se ven en las cunetas de las carreteras, arrancados de un
neumático de camión...
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