El argumento político de este poema de Miguel Hernández, no tiene como objetivo enfatizar la figura de la guerra sino de todo lo contrario, es decir: se trata de algo muy negativo que produce un gran sufrimiento. La vivencia del autor queda reflejado para el muro de un hospital de sangre lleno de heridos y muerte.
El herido parte II
Para la libertad sangro, lucho, pervivo.
Para la libertad, mis ojos y mis manos,
como un árbol carnal, generoso y cautivo,
doy a los cirujanos.
Para la libertad siento más corazones
que arenas en mi pecho: dan espumas mis venas,
y entro en los hospitales, y entro en los algodones
como en las azucenas.
Para la libertad me desprendo a balazos
de los que han revolcado su estatua por el lodo.
Y me desprendo a golpes de mis pies, de mis brazos
de mi casa, de todo.
Porque donde unas cuencas vacías amanezcan,
ella pondrá dos piedras de futura mirada
y hará que nuevos brazos y nuevas piernas crezcan
en la carne talada.
Retoñarán aladas de savia sin otoño
reliquias de mi cuerpo que pierdo en cada herida.
Porque soy como el árbol talado, que retoño:
porque aún tengo la vida.
Autor Miguel Hernández
Rapsoda Pablo Ortega
Canal Poesía
Versión cantada de Serrat
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