Cuando Johan Inger recibió el encargo de la CND, de montar una nueva versión de Carmen, siendo él sueco y Carmen una obra con un marcado carácter español, se encontró ante un enorme reto, pero también una gran oportunidad. Su aproximación a este mito universal tendría que aportar algo nuevo.
Para ello, Inger decidió centrarse en el tema de la violencia, aproximándose a ella a través de una mirada pura y no contaminada… la de un niño. Partiendo de este enfoque, Inger crea un personaje, que propicia que seamos testigos de todo lo que pasa, a través de sus ojos inocentes, a la vez que contemplamos su propia transformación.
“Hay en este personaje un cierto misterio, podría ser un niño cualquiera, podría ser el Don José de niño, podría ser la joven Michaela, o el hijo nonato de Carmen y José. Incluso podríamos ser nosotros, con nuestra primitiva bondad herida por una experiencia con la violencia que, aunque breve, hubiera influido negativamente en nuestras vidas y en nuestra capacidad de relacionarnos con los demás para siempre.”
-Johan Inger
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