Felipe vive de los asaltos y robos que comete al lado de Rodrigo, su cómplice, quien le propone robar la casa vacía de un millonario. Al ver que Vero, de quien Felipe está enamorado, no tiene dinero para la urgente operación de su hijito, él accede a la propuesta. Chonita, buena vecina que sospecha de las mañas de Felipe, le da una imagen de San Dimas, con la esperanza de que el muchacho enderece su camino. Durante el asalto a la casa, un hombre barbado, los toma por sorpresa; Rodrigo lo golpea en la cabeza para poder escapar. La imagen del hombre inconciente se convierte en un pensamiento recurrente en Felipe, que recordando las palabras que el hombre le dice durante un sueño, decidido busca redimirse devolviendo a sus victimas las cosas que robó. Al llegar a la casa del hombre para devolver parte del dinero hurtado, éste lo recibe pacíficamente, creyendo en su arrepentimiento. Al otro día al notar la semejanza física entre el hombre de la casa y la imagen de San Dimas, Felipe regresa al lugar; para su sorpresa, la casa ahora en ruinas está siendo demolida por estar desde hace años abandonada. En el mueble de donde hurtó el dinero, Felipe encuentra una imagen que le revela que el hombre de la casa “San Dimas” fue quien le dio la oportunidad de su redención.
