Como el mar anchuroso de voces y plegarias, como un camino extendido de luz, como palomas, son los que llegan, tus hijos, con su presencia que es ofrenda... y su ruego.
Mira a los que llegan, Madre.
De todos los horizontes...tú los traes y atraes, los cobijas, los enciendes, los alivias del agobio...
Ellos vienen ya, madre de los siglos, te invocan buscan tu luz.
Ya están a tu puerta...Madre...míralos llegar.
Parte de la rica historia de este centenario convento Franciscano enclavado en la zona sur de la ciudad de Santa Fe, capital de la provincia del mismo nombre en la República Argentina.
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