Juan Manuel de Prada (Baracaldo, Vizcaya, 1970) creció yendo a la biblioteca con su abuelo y viendo a su padre pasar horas infinitas junto al flexo porque estudiaba Derecho a distancia. Dos experiencias que despertaron en él una pasión por la literatura (y por el esfuerzo) que le ha acompañado toda la vida. “Me he dado cuenta de que si quiero escribir en serio tengo que dedicar mucho tiempo”, reflexiona pasando las páginas del manuscrito de Mil ojos esconde la noche. 1.600 páginas escritas a mano que no podrían haberse hecho realidad sin haberse recluido como un ermitaño. “Me arrepiento de haber participado en tantas tertulias, la televisión es dañina para un escritor”.

El novelista admite que, a pesar de los numerosos ofrecimientos, nunca ha aceptado un encargo ni le ha interesado ser un escritor bestseller. Y reflexiona desde el presente sobre los grandes momentos que han marcado su trayectoria profesional y personal. Como, por ejemplo, cubrir la muerte de Juan Pablo II o ganar el Premio Planeta con solo veintiséis años. “Yo tenía muy poco éxito con las mujeres, entre otras razones, porque era retraído, poco agraciado... Pero, de repente, todas las mujeres se enamoraron de mí y todo el mundo me hacía la pelota. Me sentí como el patito feo al que le dicen un día que es un cisne”, recuerda en el vídeo de este nuevo episodio de Un íntimo consejo.

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