El 9 de febrero de 1986, Mario Poggi informó a la policía que había matado a quien consideraba un peligro para la sociedad “Soy un héroe, los salvé de un monstruo”. Así se consideraba Mario Poggi en una entrevista brindada en el año 2011, cuando se cumplieron 25 años del crimen de Ángel Díaz Balbín, el presunto descuartizador que el psicólogo mató en la sede de la desaparecida Policía de Investigaciones del Perú (PIP).
Mario Poggi Estremadoyro falleció la tarde del viernes a los 73 años de edad tras sufrir dos paros cardíacos en el hospital Casimiro Ulloa.
"Lo he matado". Era un peligro para la sociedad”, dijo el psicólogo limeño Mario Poggi, cuando la noche del 9 de febrero, salió de la oficina donde tenía una sesión con Ángel Antonio Díaz Balbín, un presunto descuartizador.
El psicólogo había pedido a un agente de la Policía de Investigaciones (PIP) que abandonara la sala para continuar con el tratamiento. Sólo transcurrió media hora para que Mario Poggi estrangulara con su correa a Díaz Balbín. En palabras de Poggi, tomó la decisión de asesinarlo pues, a pesar de que era un psicótico paranoico, no había suficientes pruebas para encarcelarlo.
Ángel Antonio Díaz Balbín había estado recluido en el penal de Lurigancho desde 1976, por haber matado a una tía y dos de sus primos; además, se le acusaba de haber descuartizado a una italiana. Su salida en semilibertad coincidió con la aparición de restos humanos en la ciudad, por lo que fue capturado.
Por aquellos años ya se conocía a Mario Poggi como un excéntrico psicólogo especializado en Europa y profesor del Centro de Instrucción PIP. Según las informaciones de la época había lanzado sus esculturas al mar e intentado desnudarse en lo alto de la Estatua de la Libertad en Nueva York.
Tras el asesinato y la condena de cinco años, Poggi se convirtió desde 1991 en una figura más de la triste farándula local.
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