CUANDO LA CULPA SE CONVIERTE EN UN SECRETO OSCURO.
En ocasiones, algún hecho por el que nos sentimos culpables nos genera tanta vergüenza y miedo a ser rechazados por los demás, que lo mantenemos en secreto. Pero hacerlo de este modo sólo hace aumentar la intensidad de la culpa, pudiendo extenderse en el tiempo mucho más de lo que lo habría hecho de haberlo compartido con nuestro entorno.
Por ejemplo, una niña que mata a su hámster sin querer, porque quería bañarlo para que estuviera limpio. La niña se siente tan culpable que se deshace del hámster y no dice nada, con lo que la familia cree que se ha escapado. La niña crece ocultando el secreto y sintiéndose culpable a pesar de haber pasado años, alimentando la idea de que en el fondo es mala porque mató al animal y además mintió a sus padres, y conserva esa idea negativa de sí misma frente al concepto positivo que su familia tiene de ella. Seguramente, cuando reciba elogios de los demás no se los crea, porque está convencida de que lo dicen porque no la conocen en el fondo.
Compartir con los demás nuestro sentimiento de culpa no va a hacer que desaparezca por sí solo, pero ayudará a que no se enquiste y se convierta en un secreto oscuro que cada vez se haga más grande y demoledor.
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