En resumen, mientras que la mujer empoderada se enfoca en la autonomía y la igualdad de oportunidades, la mujer en competencia con el hombre se centra en la lucha por equidad en un entorno que puede estar marcado por rivalidad. La verdadera equidad se logra cuando ambos géneros trabajan juntos para derribar las barreras que impiden la plena participación y el reconocimiento mutuo.

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