El marido insolente invitó a su amante a su cumpleaños, pero la reacción de la esposa fue sorprendente
Vika se despertó temprano esa mañana, decidida a preparar un desayuno especial para Kirill. Sabía que le esperaba un día muy ocupado, por lo que quería asegurarse de que comenzara bien con una comida nutritiva y reconfortante. Con esmero preparó huevos revueltos, tostadas crujientes, fruta fresca cortada en trozos pequeños y una taza de café humeante. El delicioso aroma impregnó la cocina mientras ponía la mesa, poniendo todo en su lugar.
Cuando terminó, Vika llamó a Kirill, esperando que viniera corriendo para disfrutar de la sorpresa de la mañana. Sin embargo, para su sorpresa, él apareció en la cocina ya vestido para salir, con una expresión apresurada y preocupada en su rostro. Cuando vio la mesa puesta, sus labios se curvaron en una sonrisa educada, pero sus ojos no reflejaban el mismo entusiasmo.
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