¡Qué año éste! Uno donde quienes habían dado por muerto y derrotado al pueblo, acarreándole la culpa de todas las derrotas, hoy –atónitos- presencian su resurrección, y son testigos de su levantamiento.
En los papeles y planes de la izquierda -y del régimen en general- éste era un año de preparación… para las elecciones municipales del 2020. Estos meses debían ser de definiciones, de apuntar a sus mejores hombres y mujeres como candidatos/as, orientar la propaganda, promesas y elucubraciones de programas varios, pero todo dentro del régimen.
Pero nada de eso ha pasado. Por el contrario, el levantamiento del pueblo es un hecho y una realidad, que no desapareció a las semanas del 18 de octubre, para luego cederles el protagonismo a los “líderes” que se erigen en representación del pueblo, de las grandes masas. Es más, quienes han intentado usar ese medio han sufrido el rechazo de las masas, recibiendo la indignación, con mucha o poca violencia. Pero nada queda sin respuesta.
Hoy ya no es tan fácil prometer salidas dentro de los caminos de la democracia burguesa.
Lo que sí apareció fue la lucha de clases, más evidente que de costumbre, y con ella lo mejor del pueblo… y lo peor de la burguesía: la represión, a manos de carabineros. Y eso es lo que se confronta en cada batalla. Por un lado, un pueblo que va alcanzando niveles de organización que despierta la admiración de miles y millones. Por el otro, la bajeza, la ruindad, la corrupción e inhumanidad.
Las dos clases confrontadas: trabajadora y burguesía. Dos orientaciones: una mira al futuro, y la otra al pasado. La clase trabajadora anhela lo mejor para sus hijos, busca extinguir la explotación, la discriminación, resolver todas las demandas del pueblo para que ningún ser humano pierda su dignidad. La burguesía quiere mantener todo tal cual, si hay que modificar algo debe ser muy poco, para que nada cambie aunque sea cambiándolo todo, es decir quiere mantener la explotación como motor de la historia.
Pero la historia de hoy ya no corre por voluntad del gobierno, ni de los partidos políticos del régimen, ni de los capitalistas. Sino que avanza y se desarrolla por la voluntad de luchar de todo un pueblo, de sus hijos/as más dignos/as, los que dan pelea a cada instante y desarrollan esa consciencia de realidad. De esos que han comprendido que las transformaciones que requiere la sociedad sólo las dará el pueblo una vez que se haga de todo el poder… para cambiarlo todo.
