Hace mas de 700 años se produjo un episodio en la historia que conmociono al mundo. Una noble gallega, de nombre Ines de Castro, fue coronada reina despues de muerta. Entra la historia y la leyenda se encuentra este relato en el que se mezclan el amor, el poder, la traicion, la muerte y el deshonor. Un relato en el que el rey de Portugal, Pedro I, desenterro a su amada para que los nobles que le habian traicionado besaran su mano y rindieran pleitesia a su esposa, la Reina cadaver. Esta es la historia de un rey que amo a su reina mas alla de la muerte y que convirtio a una gallega en la unica reina postuma del mundo.
Ines de Castro nacio en el año 1325 en Monforte de Lemos, Lugo. Pertenecia a una noble familia gallega emparentada con los primeros reyes de Castilla. Era hija de Pedro Fernandez de Castro, primer Señor de Monforte y descendiente directo del rey Sancho IV de Castilla y de Aldonza Soares de Valladares.
En el año 1339, Ines llego a Portugal para servir como dama de compañia a Constanza de Castilla, prima suya y futura esposa de Pedro I, hijo del Alfonso IV, rey de Portugal.
A Don Pedro no le gustaba la infanta Constanza, se enamoro perdidamente de Ines de Castro, una bellisima doncella,de rostro angelical y una melena larga con el pelo dorado, amaba intensa y tiernamente a Doña Ines.
Los amores de Don Pedro con Doña Ines no fueron gratos a los cortesanos y magnates de la corte de Lisboa, los cuales intrigaron al rey para que les impidiera tener una relacion. Habia dos que sobresalian entre todos y estos eran Coello y Diego Lopes Pacheco, que llegaron hasta a amenazar al rey con una revolucion popular. Ellos querian la union con Castilla, esperando asi alcanzar mayores ventajas y dignidades de aquel reino, aun cuando el propio reino portugues perdiese parte de su independencia.
En el año 1349, Constanza muere tras dar a luz a su hija Maria, circunstancia que Pedro aprovecho para mandar llamar a Ines en contra de la orden de su padre. Se instalan en Coimbra para vivir junto en el Monasterio de Santa Clara, tienen cuatro hijos y en 1351 solicitan al Papa la dispensa para casarse, ya que eran primos, y segun el Derecho Canonico no podian ser matrimonio. La Corte Papal rechaza su peticion.
El rey se resistia, sin embargo; pero tanto insistieron los consejeros que la tragica muerte de doña Ines fuera consumada. El mismo Diogo Lopes Pacheco la atraveso con su espada ante los hijos de la desdichada, estremecidos de horror.
El Rey Alfonso temia que, si Ines se convertia en reina, pudiese ser peligroso para la Corona de Portugal, asi que el 7 de enero de 1355, estando su hijo Pedro de caza, decreta la ejecucion de Ines de Castro por tres caballleros de la corte portuguesa. Ines de Castro moria asesinada.
El dolor de don Pedro fue desesperado y profundo con la muerte de su amada. Tanto, que con sus partidarios, que eran muchos, hizo la guerra a su padre, el rey.
Despues de muerto Alfonso IV, le sucedio don Pedro, lo primero que hizo fue prender y ajusticiar a los que asesinaron a su amada doña Ines. Se dice que el mismo, con sus propias manos, arranco el corazon del pecho de aquel traidor Diogo Lopes Pacheco y presencio la muerte de los demas que contribuyeron a que el crimen se realizara.
Pedro ordena construir un monumento funebre digno de su reina, en el Monasterio de Alcobaca. Cuando esta acabado, exhuma el cadaver de Ines, enterrado hasta entonces en Coimbra, y con gran pomposidad lo hace trasladar hasta Alcobaca, para coronarla como ella se merecia. La sienta en el trono, la engalana con las vestiduras reales y obliga, bajo pena de muerte, a todos los nobles y cortesanos a que rindieran los honores debidos, besando su mano, a Ines reina de Portugal, era el año 1361.
Asi fue como una mujer desdichada recibio el homenaje de un pueblo, coronada reina despues de muerta.
Don Pedro I de Portugal fue llamado por la nobleza EL CRUEL; todo porque castigo a aquellos que habian cometido un crimen tan vil y porque tenia mas consideraciones con la gente del pueblo, que lo veneraba, que con los intrigantes y ambiciosos hidalgos que mas atendian a su interes personal que a los intereses y conveniencias reales del pais.
Tras la ceremonia de coronacion se realizaron los suntuosos funerales de Ines, depositando su cuerpo en Alcobaca, en una tumba de marmol blanco con una estatua coronada, cerca de la cual hizo erigir Pedro su propia sepultura. No queria volver a estar lejos de su amada.
Don Pedro y Doña Ines se enterraron uno frente al otro en el Monasterio de Alcobaca. El rey queria que, llegado el dia de la resurrecion, cuando ambos cuerpos se levantaran de su lecho de muerte, lo primero que vieran fuera el rostro de su ser amado.
Y asi fue como la gallega Ines de Castro se convirtio en reina Consorte de Portugal y Algarve, la reina cadaver que ocupa, todavia hoy, un lugar muy importante en la historia de Portugal.
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