Robert Lloyd Schellenberg sentencia de muerte:

China ejecuta a extranjeros todo el tiempo. El caso de este canadiense es diferente.

Cuando China dictó una sentencia de muerte a un ciudadano canadiense esta semana, envió ondas de choque a todo el mundo.

China rara vez ejecuta a los occidentales. El último caso de alto perfil fue en 2009, cuando el nacional británico Akmal Shaikh fue ejecutado por transportar 4 kilogramos (8,8 libras) de heroína en el aeropuerto de Urumqi.

Al igual que la sentencia de Robert Lloyd Schellenberg esta semana, la sentencia de muerte de Shaikh provocó indignación en Occidente y apelaciones por indulgencia de su gobierno.

¿Pero deberíamos estar sorprendidos por la sentencia de Schellenberg por conspirar para contrabandear más de 222 kilogramos (489.4 libras) de metanfetamina de una ciudad portuaria china a Australia?
China es el principal verdugo del mundo , según Amnistía Internacional, y condena a muerte a miles de personas cada año. China no revela números de ejecución.

Durante la última década, personas de Uganda , Corea del Sur , Japón y Kenia han recibido sentencias de muerte por delitos relacionados con las drogas. En 2016, el senado de Nigeria supuestamente escuchó que 120 de sus ciudadanos estaban condenados a muerte en China.

Muchos extranjeros que esperan ser ejecutados proceden de países con buenas relaciones con Beijing, lo que demuestra que, fuera de Occidente, China no hace excepciones para los delincuentes de drogas, sea cual sea el costo diplomático.

¿Es este el fin de la clemencia occidental?

No es un secreto que el gobierno chino es duro con las drogas, dice Maya Wang, investigadora principal de Human Rights Watch China, y señaló que Beijing ha detenido previamente a usuarios de sustancias ilegales en centros de detención laboral .
China está rodeada de naciones productoras de drogas. En 2017, el informe anual de drogas de China dijo que había 2,55 millones de drogadictos en el país, un aumento del 2% respecto al año anterior.
Pero en el pasado, los occidentales a menudo disfrutaban de sentencias más suaves por tales delitos, y un mejor trato en la detención, para facilitar las relaciones diplomáticas y evitar las críticas internacionales, dice Wang.
"El caso aquí, en el que un ciudadano occidental está recibiendo una sentencia de muerte en China es altamente inusual", agregó. "No hay duda de eso".

Inicialmente, Schellenberg parecía ser el receptor de tal indulgencia. El 20 de noviembre, fue sentenciado a 15 años de prisión por ser un accesorio al contrabando de drogas. Pero apeló su condena y en su nuevo juicio esta semana, más de un mes después de que el máximo ejecutivo de Huawei, Meng Wanzhou, fue arrestado en Vancouver, acusado por los Estados Unidos de ayudar a encubrir violaciones de sanciones en Irán, fue condenado por una primaria Papel en el contrabando y fue condenado a muerte.

Esa es una ruptura en el protocolo para el sistema judicial profundamente entrelazado políticamente en China.
Otros ciudadanos occidentales ejecutados por China han nacido en países no occidentales: Shaikh nació en Pakistán y, en 2010, un francés nacido en Laos fue condenado a muerte. Eso podría enturbiar las aguas sobre las cuales el gobierno extranjero se enfrentaría con los chinos.
Sin embargo, las implicaciones de ejecutar a un ciudadano canadiense nacido en Canadá son claras y plantean preguntas importantes:

¿es el caso de Schellenberg un ejemplo aislado de represalia política, o insinúa un nuevo precedente en China de delincuentes de la droga occidentales que enfrentan el mismo trato que aquellos? del resto del mundo?

A medida que el poder económico y político de China crece, la era de indulgencia para los occidentales podría haber expirado.

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