El Centro de Salud “La Capilla”, un servicio rural de primer nivel
ubicado en el municipio de Punata comprometido con las vacunas.
Cochabamba, Bolivia, diciembre, 2020 (OPS/OMS)- “Hoy es un día muy especial, nos toca reunirnos con los niños de la comunidad. Hay que vacunarlos, hay que librarles de enfermedades que son prevenibles. Algunas mamás no quieren vacunar a sus wawas (niños), por eso debemos conversar con ellas para que entiendan la importancia de las vacunas”, así comienzan las directivas que da el director del Hospital Ascencio Villarroel de Punata, área rural de Cochabamba, Bolivia, Dr. Ariel Guzmán, a las vacunadoras de los centros de salud de la zona.
El Centro de Salud La Capilla, es un servicio rural de primer nivel ubicado en el Municipio de Punata, a unos 45 minutos de Cochabamba, Bolivia. Es un establecimiento que ayuda a la población a proteger su salud en los valles de la región.
Una de las tareas principales de La Capilla es planificar la vacunación con el fin de llegar a todos los niños y niñas de la comunidad.
Parte importante de la planificación para la vacunación es la participación de los líderes de la zona.
Don Lorenzo Camacho Paredes es dirigente de la comunidad, gracias a él se organizan las familias de las distintas zonas para que puedan recibir a las vacunadoras y sean atendidas respetuosamente y se logre la aceptación de las vacunas.
“Nosotros en la zona coordinamos con los médicos, recomendamos a la gente que espere en su casa para que llegue la vacuna”, sostiene Lorenzo Camacho, dirigente comunal de la zona La Capilla.
Una de las vacunadoras es Vanessa Camacho. Ella sale de su casa cada mañana para ir a trabajar al Centro de Salud La Capilla.
“Se puede decir que (es un trabajo) un poco sacrificado, porque paso más tiempo en mi trabajo que en mi casa. Al salir a comunidad hay largos tramos que recorremos, en sol, a veces en lluvia, pero tenemos que llegar con las vacunas para llegar a las metas y así también tener la satisfacción que los niños estén vacunados”, afirma Camacho.
El Municipio de Punata es principalmente agrario y tiene una población dispersa entre los campos de maíz y otros granos, este hecho dificulta el acceso de las vacunas a los hogares más alejados.
En algunas familias aún existe reticencia a las vacunas, algunas personas piensan que más bien las enferman debido a las reacciones de las mismas. Sin embargo, la conversación asertiva y la confianza que generan las vacunadoras como Vanessa, hace que se logre cumplir con las dosis en todos los hogares de la zona.
“Hace cuatro años que trabajo en el Centro de Salud La Capilla, mi papá enfermó de Chagas crónico y eso me ha motivado a ayudar a las personas. Es una gran satisfacción verlos a mis niños, cuando eran bebitos y ahora son grandes. Me sorprenden cuántos años estoy aquí. Sí, interactúo también con la familia, con las mamás, voy a visitar, o me hago dar su número de teléfono. Les pregunto dónde están y las mamás también me preguntan por el día de vacunación y el control, esa es la confianza que tengo con las mamás”, relata la auxiliar de enfermería y vacunadora Vanessa Camacho.
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