Después de la Independencia de México, la participación de las personas afrodescendientes en los acontecimientos históricos del país quedó en el olvido. Fue hasta mediados del siglo XX cuando se iniciaron investigaciones sobre su papel en diversos ámbitos de la vida económica, social y política de la nación, tras la guerra de Independencia, y a lo largo del siglo XIX. También se emprendió un proceso de reivindicación, y en 2019 se logró que los pueblos y comunidades afromexicanas fueran reconocidas, en la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, como componentes de la diversidad cultural del país, con los mismos derechos que los pueblos y comunidades indígenas, según señala la antropóloga Gabriela Iturralde Nieto.


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